domingo, 20 de febrero de 2011

Carta Libre

Te vas, me dejas, te divertirás, y yo estaré aquí aburrida esperándote. Está bien, ve, ve, corre hacia el horizonte y disfruta, disfruta mucho, vive todo lo que puedas. Ya me tocará a mí, ya nos tocará a los dos, ya nos tocó, seguro volverá a suceder.
Pensaré en ti, y en lo bien que la pasamos juntos, te quiero, sacaré provecho y me llenaré de energía para ser más feliz, al final ambos salimos beneficiados y ese el trato ¿no?
Comparte, ama, besa, siente, eres libre, y contágiame tu libertad, esa pasión que nos mantiene. No te preocupes por mí, estaré bien, pero sé feliz, vamos a llegar lejos ya verás, pero no cambiemos, seamos siempre nosotros, los auténticos en todo momento, como hasta ahora. Sin peleas, sin reproches, sin represiones, así nos amamos, contemplamos y admiramos. Eso me gusta y a ti también, y eso mismo nos hace caer siempre en nosotros. ¿Ya ves? No es un juego, es un truco. Algo que nos hace disfrutar más, y que hace que cada vez que nos veamos sea una oportunidad más de divertirnos, de seducirnos, coquetearnos, y revolcarnos también, la oportunidad que esperábamos para sacar a la luz nuestros deseos y sobre todo de ser nosotros mismos, y aprender, aprender sin vergüenza. Somos todo y a la vez nada, pero eso qué importa, eso es lo de menos, lo que vivimos es lo que nos mueve y no caben las preguntas ahí. Creo que lo entendemos y es difícil de lograr lo que tenemos. Nombres, nombres y más nombres, no nos interesan los nombres, hagamos lo que queramos, y que vivan nuestros seres, juntos y libres.

Versión pueblerina

A través de los adobes
se escucha el murmullo
de conversaciones privadas.
Las habladurías corren,
y los afectados desatan en llanto.
El pleito nace de las
entrañas de cada poblador
como para tener un poco
de acción en el pueblo.
Existen versiones y confesiones,
agresiones y cobardes,
pero al final
el hecho es falso.